La orgía de los repudiados: así es el refugio sexual de los gays cubanos

Las paredes de este búnker cuentan historias de sexo, rituales y violencia
Por: Guiem Alba
"No es lo mismo tener sexo en tu casa o en el lugar que creas seguro y conveniente que estar obligado a sexuar en un lugar oscuro, sucio e inseguro; que además no escoges, sino que más bien te escoge a ti... porque no tienes otra opción".
Son palabras de Damián Sainz, un joven cubano que tuvo que aprender a ser gay lejos de la gente. Ahora es el director de 'Batería', un documental en fase de financiación, que quiere dar a conocer la realidad oscura en la que viven muchos gays cubanos.
Hablamos con Damián sobre una realidad muy distinta a la oficial.
El documental se centra en uno de esos lugares de encuentro sexual gay: un antiguo búnker militar, que antaño tenía una batería de cañones apuntando al mar. Por eso, los historiadores lo conocen como 'Batería No. 1'.
Hoy, Batería es un lugar húmedo y sucio; un laberinto abandonado y, en ocasiones, peligroso. Aun así, no son pocos los hombres que merodean todos los días por allí. Buscan sexo o, simplemente, socializar.
"He conversado con hombres en Batería para los que este lugar es su único espacio. No solo para tener sexo, también para encontrar amigos, conversar, estar tranquilos, mirar el mar", cuenta Damián.
Muchos sueñan con un paraíso caribeño gay, pero la realidad allí es muy distinta

Para estos hombres, el búnker no forma parte de Cuba. Batería es un mundo aparte donde desarrollar su naturaleza auténtica, una naturaleza reprimida.
"Hay hombres que se sienten inferiores por el hecho de ser gays, y algunos de ellos ni siquiera reconocen que lo son. Se ven a sí mismos como hombres que de vez en cuando están con hombres pero, en la casa y en la ciudad es donde está el mundo real: el de la familia tradicional, el de la mujer y los hijos".
"Uno puede encontrarse gente de todo tipo: desde médicos hasta limpiabotas, pasando por vendedores o cineastas", dice Damián. Hay incluso un antiguo testigo de Jehová.
Son personas de todas las edades. Muchos de ellos son pobres, otros simplemente se visten con su peor ropa para evitar que les atraquen.
Los espacios de la cultura militar que odia a los gays son ahora el refugio de la homosexualidad reprimida

Batería es un lugar lleno de rituales.
"Allí se habla mucho con el cuerpo. El rostro dice mucho de lo que deseas, lo que aprecias y lo que desprecias. Una ceja arqueada puede decir más que muchas palabras", cuenta Damián.
Si paseáramos por Batería a solas, un rápido vistazo a sus paredes pronto nos confirmaría que el sitio está lleno de vida. En una esquina, alguien ha escrito:"Una pinga [pene] es lo más bello que ha creado la naturaleza".
Este es solo uno de los muchos mensajes escritos en el búnker, y no todos son tan agradables, otros destapan esperanzas y profundos sufrimientos. Los hay de todo tipo, desde "Los domingos temprano te espero" hasta "No puedo más".
Las frases llamaron la atención de Damián. "Hay gente que deja su número de teléfono, nombres, dejan frases, cuentan lo que quieren y lo que buscan. Es como una especie de GayRomeo en las paredes de una fortaleza en ruinas", dice, y añade que "te puedes encontrar con mensajes muy fuertes: acusaciones a la policía por maltrato, amenazas, advertencias sobre el peligro del contagio de enfermedades sexuales...".
Pero lo que de verdad emocionó a Damián fueron las pinturas que llenan las paredes cochambrosas de arte color carne. En ellas aparecen miembros sexuales y hombres teniendo sexo.
Nadie sabe qué artista las creó: son las pinturas rupestres que ilustran las paredes de la cueva con el relato de la realidad diaria.
Las pinturas son la representación del sueño compartido por muchos hombres que frecuentan el búnker. Imaginan que están en una sauna homosexual, en un paraíso caribeño o en un DisneyWorld gay.
Pero la realidad es muy distinta.
No solo van a tener sexo, también a encontrar amigos, conversar, estar tranquilos, mirar el mar

La marginación de los homosexuales cubanos es una consecuencia de la cultura militar de la Revolución Cubana: "El ideal de hombre revolucionario estaba más cerca al del soldado, al héroe, al macho inquebrantable. Cuba se veía a sí misma en guerra constante frente al imperialismo enemigo y se esperaba de los cubanos estar al pie de la lucha. La Habana era un campamento militar, y ya sabemos cómo históricamente el universo militar ha mirado la homosexualidad".
Paradójicamente, algunos espacios militares como Batería se han convertido en el refugio de la homosexualidad reprimida.
Por allí pasan médicos, limpiabotas, vendedores, cineastas e incluso un antiguo testigo de Jehová

La homosexualidad ya no está castigada por el Estado, pero las consecuencias de años de persecución aún perduran. La norma social sigue siendo la heterosexualidad, y eso genera la violencia sutil que lleva a muchos gays a encerrarse en una burbuja para abrir su sexualidad.
Cuando la sociedad te asfixia, tú te vuelves su enemigo. Ese es uno de los motivos por los que Batería puede llegar a ser un lugar muy peligroso.
Así lo vivió Yanis, un chico de 23 años, la primera vez que visitó el lugar. "Fue víctima de un robo con violencia, cuando el mismo hombre que lo penetró hasta correrse le puso un cuchillo en el cuello", cuenta Damián.
Los robos y las violaciones cierran el capítulo negro del búnker, un lugar dondemuchos gays descubren por primera vez lo que significa el sexo. Aunque algunos jueguen a imaginar que están en un lugar mejor, en el fondo todos querrían poder expresarse sexualmente fuera de una cueva.
Pero, como alguien escribió en una de las paredes: "La calle es de los revolucionarios".

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