Aprende a cocinar con los ositos

Por: Mikel López Iturriaga | 
Intimidad osuna. / ANGELO SINDACO

La sola idea de un libro de cocina dirigido a personas con una determinada orientación sexual da un poco de grimilla: ¿no es una monumental bobada que gays, bisexuales o bicuriosos guisen diferente que los heteros? Los recetarios publicados en el pasado en esa dirección confirman la absurdez de tal temática: aunque el rollocamp de The gay cookbook, publicado en los sesenta en EEUU, pueda tener su gracia, intentos más modernos como el megacursi Cocina para gays daban ganas de volver al armario por pura vergüenza, cuando no de someterse a electroshocks para borrar de ti cualquier posible rastro de homosexualidad.
Por eso conviene aclarar desde el principio que Cooking with the bears no es un libro de cocina para osos, sino de recetas hechas por osos. La comida es una excusa para entrar en la intimidad de algunos miembros de esta subcultura gay, que se caracteriza por su rechazo a los códigos estéticos del hombre homosexual musculado, depilado y vestido de Dolce&Gabbana. Los ositos son peludos, barbudos, gordezuelos y mullidos; el cliché dicta que lleven vaqueros y camisas de leñador, aunque su facción más leatherona no haga ascos al cuero. En cuanto a sus hábitos alimentarios, por sus lorcillas podemos presumir que no andan comiendo lechuga ni van contando las calorías como los adictos al gimnasio con los que comparten preferencia sexual.
El autor del libro, el fotógrafo italiano Angelo Sindaco, quiso entrar en el universo osuno por la cocina. "La idea me vino a la cabeza hace dos años", cuenta a El Comidista. "Quería explorar un mundo que es casi desconocido, sobre todo entre el público heterosexual, usando una clave universal: la comida. Lo que hice fue dar una gran patada en los huevos a la aséptica idea de los libros donde encuentras chefs superestrella o mujeres que reflejan el estereotipo de los años cincuenta de las amas de casa".

Donde hay pelo hay alegría. / ANGELO SINDACO

En Cooking with the bears, osos solitarios o en pareja comparten recetas caseras muy basadas en la tradición italiana, como la lasaña siciliana, los bucatini a la amatriciana o los tagliatelle a la boloñesa. También hay apetecibles variantes de clásicos como la "caponata alternativa", más los previsibles postres contundentes como el "cielo de mascarpone" o el Guinness cake. "Viajamos por toda Italia, y estuvimos en las cocinas más bonitas y más horribles que puedas imaginar", recuerda Sindaco, "pero la comida siempre fue de primera". De una forma un tanto irónica, pues no estamos precisamente ante un libro de ensaladitas, el subtítulo anuncia "recetas saludables por hombres peludos". "En Italia decimos que lo que no mata, engorda. Eso significa que mientras lo disfrutes, está bien. Y por cierto, !la pasta es muy sana!".
La carga erótica de la obra es evidente desde su portada. En las fotos no faltan las carnes desnudas, las poses provocativas y los evidentes guiños al sexo, pero siempre desde una perspectiva humorística. "Es más que nada un libro provocador. Hay gente que se escandaliza: '¿Parejas gays peludas cocinando juntas? ¿ESTÁS LOCO?'. Ése era el objetivo. Otros lo encuentran erótico, bien por ellos. Andrea Signori, uno de mis mejores amigos, fue una gran ayuda para enfocar el proyecto. Pasamos meses -y largas cenas- discutiendo cómo desarrollarlo sin caer en los estereotipos eróticos gays. Es curioso que muchas mujeres estén comprando el libro en todo el mundo y apoyándolo con entusiasmo".
Osos para todos los gustos. / ANGELO SINDACO
El estilo fotográfico de Cocinando con los osos dista mucho de las sobreproducidas puestas en escena habituales en los libros de cocina. Sindaco lo relaciona con el punk, y no le falta razón: las vajillas cuquis, los mantelitos de cuadros y las cocinas de casa en la Provenza dejan paso a escenarios mucho más crudos, menos amables y hasta podríamos decir que guarrillos, pero definitivamente más vivos y reales. En este sentido, el fotógrafo se niega a retocar sus imágenes, que son "100% sin photoshop". "Lo hago porque soy una mierda retocando. Si la foto no es buena, ya habrá suerte la próxima vez. Y definitivamente no soporto a los tíos que me dan la tabarra con el rollo 'película versus digital'. Yo uso cualquier cámara en cualquier condición, incluso mi teléfono cutre. Prefiero preocuparme del proceso creativo".
Más allá del sexo y la comida, lo que hace verdaderamente especial a Cooking with the bears es que cuenta historias humanas como la de Enzo, empleado en una cadena de fast food y coleccionista de Barbies; Ilario, jugador de rugby y cocinero oficial de su familia, o Mauro, conductor de ambulancias y modisto vocacional. Personas que han aceptado sus cuerpos como son y se han atrevido a rechazar los modelos de belleza imperantes. Como dice Angelo Sindaco, "gente increíble de una u otra forma".

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