Incesto: el amor del que nadie quiere hablar

febrero 25, 2015

Julianne Moore y Barney Clark en Savage Grace, dirigida por Tom Kalin en 2007.
La historia que se publicó en la New York Magazine sobre una chica de 17 años que se reunió con su padre a quien no había visto desde los cinco años, su subsecuente intensa atracción, su íntima relación física y sus intenciones de casarse y tener hijos alertaron a todos de que se trataba del mayor de los tabúes: incesto. La niña incluso perdió su virginidad con él. Ahora, ella apenas tiene la misma edad que su papá tenía cuando la concibió, supuestamente en la noche de su graduación y que al día siguiente presumió con sus amigos diciendo que "lo había hecho". En realidad no se requiere de un gran talento para embarazarse o para embarazar a alguien. Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen, los adolescentes lo hacen durante su noche de graduación, ¡hagámoslo! Traigamos muchos más humanos a un planeta cuya sobrepoblación es su potencial causa de muerte. No olvidemos el gran triunfo de la heterosexualidad y muchos otros billones de eventos dichosos.
Claramente, las relaciones impropias entre familiares cercanos son innombrables. Muchos de los que leyeron y comentaron sobre la entrevista con la niña dudan de su veracidad.
La niña de papá
El caso de esta mujer, quien ya cumplió 18 y está en edad de consentimiento, incluye el hecho de que las relaciones sexuales ocurrieron un año antes, cuando ella aún no poseía el estatus de un menor emancipado. Dejando de lado el cargo retroactivo de su padre/prometido por violación estatuaria, ella ya es legalmente capaz de tomar sus propias decisiones en cuanto a su intimidad y asegura que tiene a la ciencia de su lado con algo que se llama ASG: Atracción Sexual Genética. La designación data de los 80 y nombra a un acontecimiento entre familiares que se reúnen tras haber estado separados por largos periodos de tiempo. Estas atracciones no siempre son adoptadas pero, según investigaciones, sí son experimentadas frecuentemente por padres y niños, así como por hermanos separados que se reencuentran —generalmente hermanos dados en adopción que se vuelven a ver cuando son adultos—. Uno se pregunta hasta qué grado estas reacciones son químicas y hasta qué punto son psicológicas. Después de todo, un factor relacionado al incesto es el miedo al abandono. Ahora que están muy juntos, la chica reveló que una vez que los votos se hayan intercambiado, la pareja se mudará a Nueva Jersey, en donde no se castigan las relaciones incestuosas consentidas. Esto fue algo nuevo para los legisladores y residentes de ese estado, a pesar de que el incesto parece haber estado presente ahí al mismo tiempo que el matrimonio y el divorcio, los embarazos no planeados, la concepción inmaculada, las cuestiones de paternidad y manutención, y la terca obsesión de las familias reales para mantener su linaje puro.
Para aquellos que creen que la institución del matrimonio debe ser defendida y que definen al matrimonio como la unión santificada entre un hombre y una mujer, ¿qué acaso esta chica y su padre no podrían calificar? ¿Acaso los sacerdotes en el gran estado de Texas, por ejemplo, no les expedirían una licencia de matrimonio? Después de todo, tal vez ni siquiera tienen el mismo apellido, además, las relaciones sexuales serían del tipo hombre-mujer. Bueno, por supuesto que no, ya que los protectores del matrimonio tradicional nunca podrían concebir la consanguinidad en los siguientes términos:
La sangre pesa más que el agua, pero el semen pesa más que la sangre
El pensamiento seguramente les repele, ya que nada inspira tanta aversión como el hablar de incesto o de fluidos corporales. Aun cuando esta esencia de vida no es exactamente un líquido, sino una proteína viscosa, también llega a causar repulsión. En ambos lados de la falsa bipolaridad de la vida política de Estados Unidos, ya sea la izquierda o la derecha, nada es más repugnante que el incesto; y aún así, los ultra-derechistas quieren prohibir la interrupción de embarazos resultados de relaciones sexuales forzadas entre padres, o cualquier otro familiar, e hijas. No parece que les moleste el horror de las relaciones sexuales dentro de las relaciones familiares; es como si la noción de inocencia perdida sólo se aplicara a los nonatos.

La familia Kornegay.
Para muchos, el incesto es algo cotidiano. Casi al mismo tiempo que salió la entrevista de la New York Magazine , hubo una noticia sobre Misty "Ariel" Kornegay, una niña de 15 años de White Springs, Florida, quien asesinó a su hermano de 16 años. Éste había abusado psicológica y sexualmente de ella, así como lo habría hecho anteriormente otro miembro de la familia. El tío abusó sexualmente de ella a los 11 años. Misty no recibió terapia por este suceso e intento suicidarse. A los 12 años, la mamá la vio a ella y a su hermano teniendo relaciones sexuales y sólo Misty fue castigada. El castigo consistía en estar encerrada en un cuarto con sólo una cobija y una cubeta para sus deshechos. El periodo más largo que estuvo en confinamiento, según los reportes, fue de 20 días consecutivos.
Claramente esta chica tuvo mucho tiempo para molestarse, tiempo suficiente para imaginar a su hermano fuera de su vida. Ahora a ella se le impuso el cargo de asesinato premeditado, ¿pero qué hay del abuso sexual premeditado por parte de su hermano y su tío? ¿Y qué hay del sádico encarcelamiento que tuvo que soportar como castigo impuesto por sus padres? El asesinato ocurrió cuando sus padres estuvieron tres días lejos de casa (y posiblemente no era la primera vez que los dejaban solos) y dejaron a los adolescentes a cargo de sus hermanas de 11 y tres años. Esto apunta a otro factor que contribuye al incesto: un cambio en la responsabilidad, en el cual, dentro de estructuras familiares rotas, los niños asumen el papel de los adultos. Tras el asesinato —el cual fue perpetrado con una pistola que se encontraba en el cuarto de los padres—, las dos chicas huyeron, dejando a su hermana de tres años con el cadáver. Los fiscales acusaron a los padres de negligencia y decidieron no procesar a las hermanas como adultos. Si tiene piedad, el jurado perdonará a la chica de 15 años de ir a la cárcel, puesto que ésta ya ha soportado demasiado viviendo deshumanizada y como esclava en la cárcel que era su propio hogar.

Lily van der Stokker, dibujo, 1994.
Mamá sí que sabe
Las historias más conocidas acerca de relaciones sexuales intrafamiliares, particularmente en las que se reportan abusos y traumas, son aquellas que involucran a padres e hijas o a hermanos y hermanas, pero esto no se debe sólo al hecho de que los hombres sean perpetradores más agresivos. Existe la posibilidad de que las relaciones entre madres e hijos no sean registradas como graves, pues es poco probable que haya hijos producto de éstas. Además, culturalmente, aunque estas relaciones sean vistas como algo malo, no se les considera traumáticas. Realmente no es claro qué tan cierto es esto para las víctimas masculinas, pero es posible que el trauma sea entendido para el público y para los medios como algo exclusivo de la mujer. Es como si los niños y las niñas no sufrieran el mismo daño, algo como: "los niños disfrutan el sexo y las niñas son violadas", o "los niños tienen sexo y las niñas tienen bebés".
Un caso notorio involucra a un joven que tenía una relación de años con su madre, la cual comenzó cuando él tenía 14 y ella 37, y que siguió hasta que él se fue a la universidad. Hace tres años él contestó varias preguntas y describió gráficamente su relación en una página de Reddit y afirmó que salió de ella sin daño alguno, puesto que tanto él como su madre calificaban "la experiencia como algo positivo".
Lo que se deduce de su descripción de cómo empezó todo es que él se había roto los brazos en un accidente e, incapaz de masturbarse (según él, de hacerlo como todo adolescente dos veces al día a ninguna en absoluto), comenzó a exteriorizar sus deseos hasta el grado que su madre se ofreció a 'echarle una mano'. Aparentemente esto sucedió con la aprobación del esposo, pues entendía que el problema debía ser atendido de inmediato. El chico escribió que él no "defiende el incesto. Por alguna razón, funcionó para nosotros", y dice a los lectores, "yo estoy aquí para contar mi experiencia y no para debatir sobre el incesto".
"Todo comenzó con ella masturbándome. Continuó con ella dándome sexo oral y eventualmente tuvimos sexo/hicimos el amor. Fue una progresión lenta. Ella nunca me premió o me amenazó con sexo. A lo largo de los años mi papá nos vio juntos pero nunca nos vio realmente. La primera vez que tuvimos sexo yo estaba en la cama mientras ella me daba sexo oral. De repente se detuvo, se subió encima de mí, se hizo los calzones a un lado y se sentó sobre mí. Ella estaba usando una camiseta larga. Me dijo que no me viniera y me montó durante más o menos un minuto y tuvo un orgasmo. Luego hizo que yo terminara con su boca. Mi cabeza daba vueltas".
Cuando un lector le preguntó si había "pláticas sucias" cuando estaban en la cama, él dijo que no y elaboró: "Al principio ella hacía descripciones clínicas de lo que estaba haciendo y yo me prendía, pero no era realmente sucio, sucio. Durante el orgasmo, diríamos 'Oh' o alguna expresión de este tipo. A veces lo discutíamos en la mesa pero no cuando mi padre estaba cerca". Agregó: "Nunca le conté a ningún conocido. Tengo una hermana mayor que no sabía y que no estaba involucrada". En cuanto a cómo terminó la relación, el chico va al grano: "Simplemente comenzó a disminuir hasta que se detuvo. No hubo un evento que lo terminara. Hablé con mi madre y con mi padre acerca de eso a lo largo de los años. El tema no es algo prohibido. No creo que ninguno de nosotros quiera que vuelva a suceder".
Entre los comentarios curiosos y de burla por parte de sus lectores, aún permanece la pregunta más obvia: ¿realmente tomaron cuatro años para que sus brazos y manos sanaran por completo? ¿Por qué las relaciones sexuales continuaron e incluso progresaron hasta el grado de alcanzar la intimidad? ¿Y cómo pudo el padre/esposo permitir que esto sucediera durante tanto tiempo, mucho más de cuando ocurrió el problema inicial? Claramente la madre y el hijo obtenían placer de estas uniones una vez que el hijo superó su culpa y confusión inicial. ¿Pero cómo fue capaz de separar las realidades de la mujer que era tanto su madre como su compañera sexual ocasional? ¿Y cómo era capaz el padre de compartir a su esposa con su hijo y todavía poder verlos como hijo y esposa, la madre de su hijo? Los hijos suelen colocarse entre los padres como rivales que buscan ganar el cariño del otro padre, pero esta maniobra es principalmente psicológica y —exceptuando juegos inofensivos— casi nunca ocurre "entre las sábanas". Si todo quedaba en familia, ¿entonces era esto una infidelidad sancionada y controlada? ¿Completamente libre de celos y de vergüenza? En realidad hay muchos cabos sueltos de esta historia y, a pesar de la insistencia del chico de que "funcionó para nosotros", bastantes datos seguirán siendo desconcertantes para aquellos que intenten conciliar su increíble narración.

Bárbara Daly Baekeland y su hijo Anthony.
Incesticidio
Un final mucho menos feliz —si es que la conclusión de una relación a largo plazo entre madre e hijo puede describirse en estos términos— resultó de uno de los casos más famosos de incesto maternal: el de Bárbara Daly Baekeland y su hijo Anthony.
Su historia sirvió como base para la película Savage Grace (2007), estelarizada por Julianne Moore y Eddie Redmayne, la cual recibió una demanda —además de publicidad extra— por parte de una de las personas representadas en ella: el curador de arte y agitador social Sam Green. Uno creería que el envejecido caballero usaría esto para aumentar su reputación de hedonista, en lugar de causar que se quiera deslindar del hecho. Pero, en realidad, la queja está basada en una caliente escena de la película, en la que Green aparece en la cama entre ambos Baekelands, un incidente que dice nunca ocurrió. El horror de esto es que sugieren que él pudo haber participado en la relación incestuosa de los Baekeland. La demanda asevera que la representación que hacen de él en la película "indujo una opinión malintencionada sobre él en las mentes de las personas de bien, además de que lo despojaron de tener relaciones saludables dentro de la sociedad". O, como aparece en Savage Grace, que lo implicó en un fogoso encuentro sexual entre madre e hijo.
La trágica historia de los Baekeland es alimentada por el desequilibrio químico y edípico de ambas partes. Tony era el único hijo de Bárbara. Él descubrió en los años posteriores al divorcio de sus padres que era homosexual, además, conoció el LSD y empezó a mostrar un comportamiento esquizofrénico. Los intentos de su madre por "curarlo" de ser gay, primero al contratar a mujeres para que durmieran con él —un fracaso— y luego, según la historia, acostándose con él ella misma, concluyeron con Tony matándola a puñaladas en Londres en 1972. Ya había intentado matarla y su madre no quiso presentar cargos (él intentó empujarla frente a un coche en movimiento). El psiquiatra del chico alertó a la madre justo dos semanas antes del asesinato, ya que Tony había hablado de hacerlo, por lo que ella estaba en peligro mortal —una advertencia que ella prefirió ignorar—. Ella había intentado repetidamente terminar con su propia vida y es posible que lo que ocurrió no fue sólo el resultado de la incapacidad de una madre de creer que su propio hijo puede matarla. Su muerte puede ser vista como una "muerte por desventura" extrema, aunque no menos como una "muerte a manos de un hijo esquizofrénico". Ella había, de alguna manera, usado a su hijo como el arma para acabar con su propia vida. Su muerte, dadas las particulares y retorcidas circunstancias, así como su probable detonante, puede ser clasificada como "incesticidio". Tony Baekeland estaría siete años en una prisión psiquiátrica de Inglaterra antes de que sus influyentes amigos aseguraran su libertad.
Después de viajar a Nueva York para vivir con su abuela de 87 años (quien aparentemente logró perdonar su crimen) y ya sin tomar sus medicinas, pasaría menos de una semana para que Tony atacara y la apuñalara ocho veces en el cuello con un cuchillo de cocina. Ella logró sobrevivir al ataque porque las puñaladas sólo tocaron huesos. No sólo quiso asesinar a la mujer que dio a luz a su propia madre, sino que también le dijo a la policía que había querido tener sexo con ella. Después de haber sido enviado a Rikers Island y haber recibido varios meses de evaluación psiquiátrica, Tony apareció muerto en su celda con una bolsa de plástico en la cabeza en la primavera de 1981. ¿Asesinato? ¿Suicidio? Nunca se sabrá. ¿Y por qué molestarse? En una historia de daños sobre daños siempre es mejor esconder los cuerpos bajo la alfombra en lugar de hacer un recuento de todo lo jodido que ocurrió. Sam Green no vivió para ver si su demanda en contra de la ficcionalización de la saga Baekeland procedía. Y, lo que de otra manera pudo haber sido un conflicto de "él dijo/ella dijo" en el cual el hijo pródigo estaba también enredado, nunca se sabrá. No quedó ninguno.

La Princesa Vicky y su hijo Wilhelm, el futuro Káiser.
Razas puras o "todo queda en la familia (real)"
Hay que destacar el hecho de que Bárbara Baekeland logró hacer que su adinerado esposo se casara con ella al decirle que estaba embarazada cuando en realidad no lo estaba. La concepción de Tony en el día de la boda fue más bien una decepción. Brooks Baekeland probablemente deseaba hacer las cosas bien y tener a una mujer honesta para evitar manchar el apellido con deshonor y escándalo, así como para poder mantener el linaje. El hijo de Bárbara sería su heredero, y en cuanto concierne a la fortuna, es mejor dejarla en la familia. Aunque es bastante común que a los practicantes de endogamia y de matrimonios intrafamiliares se les considere como "hillbillies atrasados" —los más corrientes de la sociedad—, en realidad es completamente lo opuesto. Como dijo la chica de la historia de la Atracción Sexual Genética cuando se le preguntó si le preocupaba que el hijo que tuviera con su padre tuviera algún defecto biológico, "eso sólo pasa cuando ha habido años de endogamia, como sucede con las familias de la realeza". Este golpe fuerte resulta bastante hilarante si consideramos que a lo largo de la historia han sido muchos los herederos al trono que no sólo tienen defectos físicos, sino que a veces tampoco se parecen para nada a sus supuestos padres.
En cuanto a los endógamos y a los raza pura concierne, todos están atados a una misma cadena de ADN, por lo que si se llegan a juntar entre ellos —y sobre todo, si es algo que se ha hecho durante varias generaciones—, el resultado puede ser desastroso. Aunque hay mutaciones inofensivas que se consideran más bien el resultado de la selección natural, en realidad podemos pensarlas como que han sido cultivadas dentro de la aristocracia cuando ocurre una derivada genética, como es el caso del incesto. Los matrimonios arreglados y forzados podrían verse como selección antinatural, la cual es una pseudociencia que dio origen al término "clon del trono". Durante el reinado de la Reina Victoria, las uniones concretadas con fines financieros y políticos resultaron no sólo en el hecho de que casi todos los aristócratas de Europa estuvieran relacionados entre sí, sino que también avivó las peleas intrafamiliares y entre hermanos, lo cual llevó al inicio de la Primera Guerra Mundial, que a su vez, tuvo su inevitable y horrible secuela. Cuando el Príncipe Harry causó un escándalo al usar el uniforme de Rommel de Afrika Korps —con todo y la banda con la esvástica— como disfraz en una fiesta de Halloween del 2005, dos semanas antes del Día de la Conmemoración del Holocausto, en realidad él podría estar reconociendo el hecho de que el Káiser Wilhelm II era el nieto mayor de la Reina Victoria. El Káiser, un antisemita notable, predijo el futuro cuando, tras su forzada abdicación en 1918, insistió que lo mejor para "la gente de Judah... sería el gas". Se dice que Wilhelm tenía un "amor antinatural por su madre", el cual estaba al borde de ser un deseo incestuoso y no correspondido, y que finalmente llevó a que tuviera un enorme desprecio por Gran Bretaña. Pero el usar y abusar de las influencias en toda Europa —algo así como "dormir con el enemigo"— para mantener la paz al mismo tiempo que se mantiene el linaje tuvo un precio bastante alto: el continente estuvo a punto de desangrarse. Y no sólo eso, ya que en la Primera Guerra Mundial se inventaron las armas biológicas. El que equiparemos esto con la promiscuidad biológica promovida en esa época parece, por sí mismo, algo promiscuo. Y, sin embargo, los tiempos modernos demandan el descubrimiento de nuevas e ingeniosas maneras para eliminar a los enemigos, ya sea en el campo de batalla o en la alcoba.
Aun cuando la represión sexual que asociamos con la era Victoriana ha resultado ser un mito, podemos aceptar que son estos mitos —el amor romántico o el reinar "por derecho divino"— los que permiten que la supuestamente sagrada ley se siga llevando a cabo, comenzando con la regla de los primogénitos. Dentro de una cultura patriarcal, cada hombre es un hijo primogénito que recibirá toda la herencia y el prejuicio hereditario requiere que se mantenga esta narrativa dominante. La historia hasta hoy sólo nos recuerda que el matrimonio es una fusión concebida en términos de negocios y comercio. Hasta ahora, el matrimonio ha sido tradicionalmente definido como la unión legal entre un hombre y una mujer que resultan ser esposo y esposa. Ciertos derechos y protecciones federales están asociadas al matrimonio y la disolución de éste, lo cual tiene pros y contras. Estos derechos y protecciones incluyen los beneficios de salud y de impuestos, las pensiones, las propiedades, los bienes —y cómo se dividen entre ambos—, la custodia de los padres, la manutención, etcétera. Incluso si la definición de matrimonio cambiara oficialmente, éstos aún seguirían aplicando. El matrimonio, sin importar quiénes sean sus participantes o si se desenamoran, siempre será una forma de control social. Aunque si los cristianos siguen viendo a las parejas del mismo sexo como sodomitas viviendo en pecado, un pedazo de papel no será suficiente para disuadirlos. Con todo, no se puede negar el movimiento progresivo de la sociedad.

Foto AP/ Rick Bowmer.
El final de su mundo
El hecho de que estas historias sobre incesto estén saliendo a la luz al mismo tiempo que la corte de Estados Unidos esté decidiendo, a nivel nacional, acerca del matrimonio homosexual es sólo una coincidencia. No obstante, aquellos que se han opuesto a los matrimonios homosexuales en el pasado lo han equiparado con el incesto, el abuso infantil y la poligamia; como si dejar que las personas del mismo sexo se casen abriera las puertas para que todos se puedan casar con quien quieran —incluso con familiares consanguíneos—, de la edad que quieran y cuantas veces quieran. Esto está completamente infundado. Aunque los matrimonios del mismo sexo no tienen manera alguna de producir una descendencia que contenga los mismos genes de ambos padres, los opositores temen que estas parejas adoptarán o tendrán hijos de alguna u otra manera y que los pervertirán. Aún así, el que los niños sean "forzados a ser gays" no es su miedo más grande. Lo que les asusta más que nada es que estos niños crezcan y aprendan a pensar por sí mismos y, por tanto, y si es que en sus familias enfatizaron el respeto y tuvieron que luchar por obtenerlo, puedan poblar el mundo con seres mucho más tolerantes. Para los conservadores esto es algo completamente inaceptable.
Esto nos recuerda a aquellos que se oponían al matrimonio entre diferentes razas, a aquellos que se horrorizaban por cómo saldrían los niños, así como a aquellos que odiaban la emancipación y negaban la evolución. El hecho de que algunos grupos dentro de la misma especie no hayan evolucionado por completo no es algo contradictorio en lo absoluto. Y si consideramos la esclavitud solamente como la expresión de una dinámica de poder, podemos ver una correlación entre los esclavistas —quienes sienten tener el derecho de hacer lo que quieran con su "familia" extendida— y aquellos que tienen relaciones incestuosas dentro de su propio harem privado. El dueño y señor, como si fuera el líder de un culto, espera y demanda obediencia y supervivencia por parte de sus seguidores. ¿Será más común el incesto dentro de las familias que enfatizan el pecado y la condena eterna encima del perdón? Si así fuera, ¿realmente qué tan sorprendente sería? El incesto como tabú es un elemento integral dentro del desarrollo humano porque abre la puerta a la independencia individual para hacer que el individuo salga de casa y busque relaciones íntimas con personas de otros lados. Si miramos en retrospectiva la historia del conservadurismo heterosexual de Estados Unidos, su insularidad y la necesidad que tiene de reforzar los lazos familiares, nos daremos cuenta de que siempre ha habido una determinación de encontrar nuevas maneras para reavivar todas las batallas perdidas. En este conservadurismo existe una especie de incesto peligroso: un miedo endógamo entre los conservadores, el cual reproduce el desprecio, así como una necesidad constante de demonizar y destruir todo lo que crean que amenaza sus vidas —como si la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad fuera algo que les pertenece sólo a ellos, como si fuera su derecho divino.

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