Diosas transgénero; la fiesta hindú que celebra a las mujeres trans

Cada año en el estado Indio de Tamil Nadu se realiza una celebración muy especial, cuyas labores y mayor festejo giran en torno a las hijras, un término indio utilizado para denominar a lo que desde nuestra concepción occidental del mundo podemos definir como mujeres transgénero. Durante 10 días estas mujeres dejan atrás la dificultad de vivir en un mundo que no entiende su identidad y se sumergen en un conjunto de rituales solemnes que las eleva a un estatus de diosas.

Esta celebración es llamada Mayana Kollai y se realiza en honor a la diosa Angalaamman. Entre las actividades más cruciales está el preparar a las hijras (también llamadas kinnars, aravani o Kothis, dependiendo la región del país) para su presentación. Algunas portan máscaras y atuendos que las asemejan a diosas del hinduismo. Asimismo, se presencian danzas y rituales en los que los que los bailarines parecen entrar en trance.

En contraste con la cultura occidental en el que cierto sector progresista busca la integración de las personas transgénero en la sociedad, las hijras viven al margen de la cultura dominante y se asientan en comunidades habitadas por personas como ellas. En estas comunidades ellas crean lazos de amistad y solidaridad muy profundos, incluso tienen sus propios códigos y reglas y viven bajo el liderazgo de una “madre” o “abuela”.

No todas la hijras se sienten atraídas por hombres, es por eso que existen casos en los que estas personas deciden no asentarse en comunidades y optan por casarse y tener hijos, como es el caso de Jehada Guru, quien en la fiesta del año pasado se personifico de la diosa Amman. Guru es una de las personas más pobres la aldea, está casado y tiene dos hijos.

La mayoría de las hijras revelan su identidad de género durante la adolescencia, pero debido a los estigmas que existen en el país padecen el rechazo de su familia y la marginalidad que esto ocasiona, ya que son objeto de burlas, agresiones físicas y violaciones.

Mogana, quien ha participado en los rituales, cuenta que su familia espera con ansias a que se case con una mujer; no obstante, él tiene una pareja hombre. Juntos están analizando cómo proceder, ya que pese a que no siente atracción por las mujeres, el matrimonio podría darle aceptación social y familiar.

Durante la celebración, las mujeres acuerdan no beber alcohol ni tener relaciones sexuales; además, los hombres tienen prohibido tener contacto con ellas durante su preparación, la cual parece acercarlas a un mundo divino. El proceso puede tardar hasta dos horas, cuando finaliza ya no son ellas sino un ser mitad humano, mitad diosa.

Los aldeanos tratan con sumo respeto y reverencia a las mujeres y las invitan a sus casas para que las bendigan; además, se aglomeran entusiasmados para verlas bailar y, si es posible, tomarse una foto con ellas. Aunque sea por un momento, el rechazo y los prejuicios parecen haber desaparecido.

También conocidas como el tercer sexo, las hijras vuelven a su vida normal una vez finalizado el periodo de celebración.

Con información de The New York Times. Imágenes propiedad de la fotógrafa Candace Feit.

 

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